¿Quién no recuerda el momento en que la bruja de Blancanieves le ofrece una hermosa, grande y brillante manzana? Con esas cualidades era toda una tentación para cualquier, incluyendo la princesa que no dudo en tomarla y comerla, para segundos después sentir efecto de lo que la apariencia de la manzana pudo ocultar: su veneno.

Así como Blancanieves, al Señor Jesús le llegaron no una, sino tres ofertas tentadoras de parte de Satanás mientras ayunaba en el desierto durante 40 días. Satanás buscaba así como la bruja, terminar con el único obstáculo entre él y su objetivo: Jesús. En Mateo 4:1-11 describe como después de 40 días y 40 noches de ayuno el Señor tuvo hambre, entonces vino el tentador con un menú especial diseñado para destruir tres áreas de su vida muy determinantes.

La primera tentación tiene que ver con los deseos de la carne, había una necesidad en el Señor, ¡tenía hambre!, entonces el tentador la tomó y la ofreció servida: Si eres el Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan (Mateo 4:3), pero el Señor rechazó su oferta a la manera del hijo de Dios…escrito esta No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios (Deuteronomio 8:3).

La segunda tentación fue dirigida al orgullo y llevándolo al pináculo del templo (según el historiador judío  Josefo eran unos 117 metros de altura) le dijo: échate abajo y luego citó el salmos 91:11, 12 aplicándolo fuera del contexto original que era mostrar la confianza en Dios: a sus ángeles mandara acerca de ti y en sus manos te sostendrá,  pero Jesús rechazo su oferta basándose también en la palabra:  No tentaras al Señor tu Dios.  (Dt. 6:16)

 

La tercera tentación es el deseo de los ojos y para este plato especial lo llevo a un monte muy alto, buscando la mejor vista para presentarle lo más atractivo del día: ¡el mundo! Entonces vino la oferta: todo esto te daré si postrado me adorare, a lo cual Jesús le respondió: vete Satanás, escrito esta: al Señor tu Dios adorarás y a él solo servirás (Deut. 6:13,14), entonces por fin entendió y se fue y vinieron los ángeles y le sirvieron al Señor.

Tres ofertas atractivas, interesantes y muy ambiciosas para la victima equivocada, Jesús!, el cual fue llevado al desierto con un objetivo: Demostrar que las tentaciones se superan  (Mateo 4:1), y nos deja una lección para que reconozcamos que en momentos de debilidad El estará ahí para fortalecernos.

En este pasaje aprendí que la tentación viene a raíz de una necesidad interna, es por esto que la Biblia dice que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido. Que las tentaciones que recibes están diseñadas para llevarte lo más lejos de tu propósito e inician dañando algo valioso “tú testimonio”.

“Que con Satanás no se habla a menos que no sea citándole la palabra con autoridad”

Día a día recibimos  ofertas de  manzanas “atractivas” por fuera,  con una belleza que hace que nuestra boca se vuelva agua, es como decir: “parece hecha a mi medida” ¡y asimismo es!,  las tentaciones diseñadas para ti van a ser tan altas como tus expectativas y tan bajas como la mas vil de tus debilidades, pero tienes esperanza, ¡Dios! Que nos dice que El es fiel; no permitirá que la tentación sea mayor de lo que puedan soportar.  Cuando sean tentados, el les mostrara una salida, para que puedan resistir. (1 Corintios 10:13)

Cuidado si te confías como Blancanieves, por mas sabrosa, jugosa y atractiva que se vea la tentación, siempre tendrá el mismo sabor ¡Podrido!.