El Jesús que minutos antes consolaba a los discípulos con unas palabras llenas de ternura y esperanza, es quien ahora les explica con lujos de detalles una condición muy relevante para trascender en el reino y la encuentras en Juan 15:4.
Permanezcan en mí, y yo permaneceré en ustedes. Pues una rama no puede producir fruto si la cortan de la vid, y ustedes tampoco pueden ser fructíferos a menos que permanezcan en mí.
Jesús se compara a sí mismo como la vid verdadera y a los creyentes como los pámpanos, para con esta metáfora establecer un principio que representa un verdadero desafío para los que se hacen llamar seguidores de Cristo de ayer, hoy y siempre y que solo los genuinos podrán aprobar; una verdad que descifra el secreto para llevar una vida que complace al Padre y que hace que se produzca fruto, y no uno cualquiera, sino de esos trascienden a la eternidad, y esto lo resumió en una palabra: Permanecer en El.
Permanecer y creer son aspectos esenciales de la salvación genuina, despoja lo emocional y lo místico de la vida cristiana, y te va transformando en un discípulo consagrado, capaz de obedecer en amor la voluntad del Padre.
El pámpano unido a la vid, crece, se desarrolla y se alimenta de lo que necesita para vivir, esa relación es la que Jesús busca entre los que le siguen, y es la manera en que busca que esos once hombres que le escuchan, entiendan cuando les dice:
… porque separados de mí, nada podéis hacer. Una clara advertencia de Jesús de que fuera de Él nada hay en la vida. Juan 15:5
Permanecer en el modelo descrito aquí es un desafío en estos tiempos, los modelos de evangelios ligeros, emocionales e inspiracionales no entran en el concepto condicional del Padre. Por eso fue tan minucioso con esta enseñanza, dejando claro que permanecer es algo más que estar, más que ocupar una silla en el templo, más que postear unas fotos retocadas para mostrar al mundo el ministerio que entregaron en tus manos, es un tema de relación, dependencia absoluta y sometimiento a una voluntad que va más allá de lo visible.
Permanecer en Dios no es fácil, pero tiene la mayor de las recompensas, esa que te hace tener una relación íntima con el Padre y te lleva a la eternidad, como lo dice Mateo 24:13: Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo.
Quizás lo que acabo de compartirte parecieran esas letras pequeñas del contrato que nunca se lee, pero que cuando la incumples, te cae el peso de la ley. Es como la parte del evangelio que no se quiere predicar porque muchos desean escuchar solo donde Dios promete que cumplirá su propósito y que eleva tu vuelo como el Águila, te hace más que vencedor y las miles de promesas maravillosas que tiene la palabra y que las recibo también, pero se hace necesario que hoy más que nunca los creyentes
asuman el llamado de permanecer firme y constante, aferrado a la vid, recibiendo alimento de la única y verdadera fuente que es Cristo, porque de lo contrario, solo serás una rama seca e infértil que en algún momento caerá y su destino no olerá a eternidad.
La quinta enseñanza de esta serie, no será la más popular de todas, pero es la que guarda el secreto para que aquellos que quieran ser en el reino: genuinos, fructíferos y eternos.
Autora:
Agueda Suárez
Basado en Juan 15:1-10
Exelente muy edificanteb